domingo, 28 de diciembre de 2014

Mis 30 discos del 2014

Al hacer este breve recuento comprobé que este 2014 me pegué involuntariamente a escuchar discos de artistas solistas o que figuran en la categoría singer-songwriter, dejando de lado a las bandas y la dinámica creativa que estas implican, que dominaban en años anteriores. El top 10 está dominado ahora por cantantes y compositores de diversos estilos -aunque el folk sea una constante innegable, creo- que a mi juicio han hecho las mejores canciones de este año. Las más atendibles.

Hay un extraordinario guitarrista de blues por ahí, y un mago de la electrónica que casi no entra al recuento. Una leyenda del trip hop cuyo disco ha sido choteado de todos los resúmenes de fin de año y una gran banda española que no deja de asombrar. Un super grupo canadiense de power pop que hasta ahora no ha sacado un disco malo. Tuve dudas sobre el número 1 hasta el mismo momento de darle enter a este post. Hasta hoy en la mañana, el disco que figura en el puesto 2 brillaba en el primer lugar. Una última escucha hizo mover la balanza, pero nada me garantiza que mañana no me arrepienta. Como dicen, esto es solo una radiografía del momento. 

Antes de pasar al listado, lo de siempre: los 30 discos que más me gustaron del 2014 es eso, una lista personal. No he escuchado todos los álbumes salidos este año y tampoco es mi deseo hacerlo. Si no figura algún disco que te gusta, solo pueden ser tres cosas: 1) no lo escuché 2) no me gustó o 3) me gustó pero no mucho. Bien simple. Aportes y rajes en la sección comentarios.

PD: Si das click en el título del disco, podrás escuchar el álbum completo en Spotify.



30.
Aphex Twin
Syro
(Warp)



29. 
Jessie Ware
Tough Love 
(Interscope Records)











28. 
Wild Beasts
Present Tense
(Domino Records)









27. 
Fucked Up
Glass Boys
(Matador)






26. 
Real Estate
Atlas
(Domino Records)





25. 
Allah-Las
Worship The Sun
(Innovative Leisure)





24. 
Prehistóricos
Orquesta Oculta
(Independiente)





23. 
St. Vincent
St. Vincent
(Loma Vista Records)






22. 
Drive-By Truckers
English Oceans
(Ato)







21. 
Taylor McFerrin
Early Riser
(Ninja Tune)




20. 
Sharon Van Etten
Are We There!
(Jagjaguwar Records)
19. 
Future Islands
Singles
(4AD)




18. 
Vetusta Morla
La Deriva
(Pequeño Salto Mortal)





17. 
Lykke Li  
I Never Learn
(Atlantic Records)






16. 
FKA Twigs
LP1
(XL)







15. 
Flying Lotus
You´re Dead!
(Warp)






14. 
J. Mascis
Tied to a Star
(Sub Pop Records)


13. 
Spoon
They Want My Soul
(Loma Vista Records)


12. 
Caribou
Our Love
(Merge)





11. 
Joe Bonamassa
Different Shades of Blue
(J&R Adventure)
10. 
Swans
To Be Kind
(Mute)




9. 
The New Pornographers
Bill Bruisers
(Matador)




8.  
Tweedy
Sukierae
(dbpm records)

7.  
Tricky
Adrian Thaws
(False Idols)

6. 
Justin Townes Earle
Single Mothers
(Vagrant)


5. 
The War on Drugs
Lost in the Dream
(Secretely Canadian)
Desde su aparición en marzo de este año Lost in the Dream se perfilaba como el gran favorito a disco del año en varias publicaciones. El tercer álbum de The War on Drugs suena a varias cosas a la vez: folk, new wave, college rock. Pero el conjunto no solo destaca como una competente colección de canciones que conjuran imágenes retro del canon rockero -The E Street Band, Dire Straits y Dylan son homenajeados en varias surcos-. Es la forma en que estas tradiciones pasadas consiguen fundirse, difuminarse con el (ab)uso del reverb y la voz perezosa de Adam Granduciel, la que hace que el disco obtenga sus momentos mas memorables. Eso se advierte más en la segunda mitad. Realmente des-pe-ga. 



4.
Mac DeMarco
(Captured Tracks)
Un disco tan desaliñado y voluntariamente slacker como el indie rock noventero obtiene una nota sobresaliente por esas mismas características. Es una cachetada graciosa a la sobre producción que aqueja al pop actual, a Beyoncé y a sus doce productores por canción. DeMarco juega a no tomarse en serio, a ser una especie de bardo loco tocado por la gracia, pero su música, si se la rescata del cajón de juguetes rotos de donde parece que la saca y la guarda todas las noches, es emotiva al mango, atendible y muy poco indulgente   


3. 
Sun Kil Moon
Benji
(Caldo Verde)
Dicen que el folk es siempre confesional pero lo de Mark Kozelek acá linda con el paroxismo. Es como si el ex Red House Painter abriera su cabeza con un hacha para exponer cada pensamiento, cada duda y cada recuerdo que tiene acerca de la muerte, el gran tema del disco. En el proceso, el hombre no duda en narrarse a sí mismo mientras compone, lo que confiere al asunto un aire meta musical muy interesante. En Benji la sombra de la parca es una pesada carga que solo parece expiarse mediante la vía agónica del canto. Kozelek lo hace con una voz grave y lastimera, acompañado de una guitarra de palo en varios pasajes. No es un disco sencillo de escuchar. Es como un amigo al que cuesta agarrarle confianza al inicio hasta que se vuelve inseparable.



2. 
Ryan Adams
Ryan Adams
(Pax Am)
Aquellos que crecieron escuchando la FM rockera de los primeros años 80 sabrán apreciar lo que ha intentado hacer Ryan Adams con su nuevo trabajo. El otrora niño terrible de Jacksonville se dejó llevar por una influencia inédita en su obra (Tom Petty & The Heartbreakers, Springsteen... hasta Don Henley) y tanto se fue a perseguir esa musa que mandó archivar el disco que tenía listo con el productor Glyn Johns, otro trabajo en la línea country suavecita de Ashes & Fire (2011) que seguro hubiese sido un super ventas. En cambio, este homónimo auto producido es áspero, inquieto y golpea desde el inicio, con riffs de guitarra de moderada distorsión, arpegios limpios y una tarola que te clava en el piso. Encima del espectro, Adams sigue mostrando su habitual maestría para la melodía y las letras, cantadas con el corazón en la mano, sobre confusión y corazones rotos. El álbum pertenece a esa rara estirpe de discos que con unos amigos hemos denominado como "ideales para manejar de noche". Aunque ni mis amigos ni yo sepamos conducir.    



1. 
Beck
Morning Phase
(Capitol)
Adoré el nuevo disco de Beck desde la primera oída, cada canción, cada acorde, cada silencio. No soy el mejor fan del pálido así que mi impresión creo que no está muy echada y algo de objetiva tiene. Morning Phase tiene todos los elementos que hicieron de su lejano Sea Change un disco imborrable, allá por el año 2002. Te zambulle en una maravillosa sensación de ensueño que ya la quisiera despertar algunos discos del llamado dreampop aunque este sea en clave folk rock. Si bien ambos trabajos de Beck comparten hasta los mismos músicos (el más notorio, Joey Waronker en la batería) no llegan a ser álbumes miméticos. Si Sea Change era una suerte de Blood on the Tracks de nuestra era, un triste disco de rompimiento, Morning balancea mejor los momentos de melancolía y de aturdimiento con tramos en los que el optimismo consigue colarse entre las cortinas, como la primera luz de la mañana. Hay melodías espaciosas, guitarras acústicas, pianos, armonías folk y pasajes de cuerdas compuestas por David Campbell, padre del músico, que alcanzan su mejor momento en "Phase", una breve transición de 1:07 que deja con la boca abierta. 

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